Sobre mi aprendizaje y enseñanza.
Es sin lugar a dudas la labor docente un campo fértil para la reflexión, en mi experiencia cada día trae consigo un variable número de aprendizajes, cada alumno representa un reto nuevo, que si bien con afinidades por características, necesidades, estilos o niveles conceptuales, cada uno en su individualidad tiene exigencias particulares, por ende, el aprendizaje es continuo, permanente y reciproco. Con el tiempo (que dicho sea de paso, hace ya algunos ayeres en que realicé mis primicias como maestro) he tomado conciencia que esta labor demanda aprender en todo momento y de todo lo que la rodea, es necesario conocer a cada alumno, quienes son, cómo viven, qué expectativas tienen, cada grupo, cuál es su dinámica, su organización, su devenir histórico, cada maestro, su estilo, su metodología, su estrategia, cada padre de familia, qué hace, a qué se dedica, cómo es su interacción con su hij@. Así también, estoy consciente de los tiempos de cambio en que ejercemos esta labor, por lo que se hace prioritario estar habido de conocimiento sobre planes y programas, modelos educativos, nuevas estrategias didácticas y tecnologías. De otra manera estaría rebasado en mi función, podría desempeñarla pero sin intención alguna, caería en la imagen del maestro que tanto daño nos ha hecho, "un simple ejecutor de modelos educativos" y desde que me apropie de esta profesión siempre he pensado que el maestro es más que eso, lo diré metafóricamente; "el maestro es barandilla, puente y abismo, une caminos y fronteras, a la vez que se propone escalar desde lo hondo para encontrar nuevamente el horizonte para enmarañar conciencias y abrir ventanas en busca de un pensamiento libre y libertador"
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